Las ciudades y el nombre 2
Dioses de dos especies protegen la ciudad de Leandra.
Unos son tan pequeños que no se ven y tan numerosos que no se pueden contar. Unos están en las puertas de las casas, en el interior, cerca del perchero y del paraguero; en las mudanzas siguen a las familias y se instalan en los nuevos alojamientos a la entrega de las llaves. Los otros están en la cocina, se esconden de preferencia debajo de las cacerolas, o en la campana de la chimenea, o en el sucucho de las escobas: formán parte de la casa y cuando la familia que la habitaba se marcha, ellos se quedan con los nuevos inquilinos; tal vez ya estaban allí cuando la casa aún no existía, entre las malas hierbas del solar, escondidos en una lata oxidada; si se echa abajo la casa y en su lugar se construye otra como un palomar para cincuenta familias, se los encuentra multiplicados en las cocinas de otros tantos apartamentos. Para distinguirlos llamaremos a unos Petates y a los otros Lares.
No es que en una casa los Lares estén siempre con los Lares y los Petates con los Petates; se frecuentan, pasean juntos por las cornisas de estuco, por los tubos de los radiadores,comentan las cosas de la familia, es fácil que se peleen pero pueden también llevarse bien durante años; viéndolos a todos en fila no se distinguen el uno del otro. Los Lares han visto pasar entre sus muros a Penates de las más diversas procedencias y costumbres; a los Penates les toca acomodarse codo con codo con los Lares de ilustres palacios en decadencia, llenos de inquietud, o con Lares de barraca de chapa,quiquillosos y desconfiados.
La verdadera esencia de Leandra es tema de discusiones interminables. Los Penates creen que son ellos el alma de la ciudad, aunque hayan llegado el año anterior, y que cuando emigran se llevan consigo Leandra. Los Lares consideran a los Penates huéspedes provisionales, inoportunos, invasores; la verdadera Leandra es la de ellos, la que da forma a todo lo que contiene, la Leandra que estaba allí antes de que llegaran todos esos intrusos, y que se quedará cuando todos se hayan ido.
Tienen en común esto: que sobre cuanto sucede en la familia y en la ciudad siempre han de criticar algo, los Penates sacando a relucir a los viejos, los bisabuelos, las tías segundas, la familia de otros tiempos; los Lares el ambiente tal como era antes de que lo arruinaran. Pero no es que vivan sólo de recuerdos: urden proyectos sobre la carrera que harán los niños cuando sean grandes (los Penates), sobre lo que podría llegar a ser aquella casa o aquella zona (los Lares) si estuviese en buenas manos.
Prestando atención especialmente de noche, en las casas de Leandra, los oyes parlotear y parlotear, hacerse reproches, soltar puyas, exabruptos, risitas irónicas.
Las ciudades invisibles. Italo Calvino
Os recuerda a algo esta pequeña fábula?
Yo sigo con mi risita irónica!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
sábado, mayo 20, 2006
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